Observación de flora y fauna

En la Reserva Ecoturista de la España Verde, la observación de flora y fauna es mucho más que una actividad: es una forma de reconectar con la naturaleza, de conocerla en profundidad y de contribuir a su conservación. Desde los frondosos bosques atlánticos hasta los sistemas dunares y los paisajes alpinos, cada ecosistema alberga una biodiversidad extraordinaria que se puede descubrir con calma y respeto.

Recorrer estos espacios protegidos del norte de España es encontrarse con árboles centenarios, orquídeas silvestres, aves migratorias, mamíferos emblemáticos como el oso pardo o el lobo ibérico, y hasta cetáceos surcando las aguas del Cantábrico. Una experiencia transformadora que nos invita a mirar con otros ojos y a valorar lo esencial: la vida que nos rodea.

Observación de flora

Entre bosques milenarios y flores silvestres

Descubre la increíble diversidad vegetal de la Reserva Ecoturista de la España Verde que va desde hayedos y robledales centenarios hasta joyas botánicas escondidas en los acantilados o la alta montaña. Una invitación a contemplar la flora y los bosques en todas sus formas.

Explorar la flora y los bosques de la Reserva Ecoturista de la España Verde es sumergirse en un mosaico de paisajes donde la biodiversidad vegetal es la gran protagonista. Con más de 2.500 especies de plantas vasculares autóctonas, los espacios protegidos de Asturias, Cantabria, Euskadi y Galicia ofrecen escenarios únicos para la observación botánica, el senderismo interpretativo y el reencuentro con los ciclos naturales.

Desde los robledales centenarios y hayedos de cuento hasta castañares ancestrales, el norte peninsular despliega una riqueza forestal marcada por su carácter atlántico, aunque en algunos valles y enclaves concretos —especialmente en la vertiente alavesa de la España Verde— se manifiesta con claridad la influencia mediterránea. También aparecen comunidades vegetales propias de zonas de alta montaña, adaptadas a condiciones extremas, así como vegetación litoral en sistemas dunares y acantilados. Cada espacio natural protegido revela un paisaje distinto, acogiendo especies singulares que encuentran refugio en estos ecosistemas únicos.

En el Xeoparque Montañas do Courel (Galicia), por ejemplo, se pueden observar hasta 21 especies diferentes de orquídeas, mientras que, en el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de los Picos de Europa (Asturias) y la ZEC Liébana (Cantabria) se puede contemplar una excepcional comunidad de plantas alpinas con siemprevivas, ranúnculos, saxífragas y otras especies que sobreviven en condiciones extremas. En la isla de Cortegada, dentro del Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia (Galicia), se encuentra el mayor bosque de laurel de Europa. Los robledales también tienen su protagonismo: el de Arratzu, en la Urdaibai Basque Reserve (Euskadi), conserva ejemplares centenarios que remiten a los antiguos bosques medievales; el de Muniellos, en el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Asturias), es uno de los mejor conservados de Europa; y en el Parque Natural de Izki (Euskadi), se extiende uno de los melojares más extensos y singulares de la península.

La observación de flora en la Reserva Ecoturista es una invitación a mirar con otros ojos: a detenerse en los pequeños detalles, a reconocer formas y colores únicos, y a valorar el papel esencial que juega la vegetación en el equilibrio de los ecosistemas. Todo ello, de la mano de guías expertos y en enclaves donde la conservación es parte fundamental de la experiencia.

Observación de fauna

Observando vida salvaje en la España Verde

La Reserva Ecoturista de la España Verde es un refugio para la fauna del norte peninsular. Desde la alta montaña hasta el mar Cantábrico, podrás descubrir mamíferos emblemáticos, aves alpinas, forestales y marinas, anfibios singulares y una rica vida submarina. Un viaje fascinante por la biodiversidad atlántica.

Observar fauna en libertad es una de las experiencias más emocionantes que se pueden vivir en la naturaleza. En la Reserva Ecoturista de la España Verde, esta vivencia cobra una dimensión única al desarrollarse en espacios protegidos de enorme valor ecológico, donde conviven especies emblemáticas y otras más discretas, pero igual de fascinantes.

En los bosques de Asturias, Cantabria, Euskadi y Galicia, el majestuoso oso pardo cantábrico se mueve entre hayedos y robledales, compartiendo hábitat con el lobo ibérico, el gato montés, el corzo y el ciervo europeo. Durante el otoño, la berrea del ciervo es uno de los grandes espectáculos de la naturaleza, especialmente en espacios como el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Redes (Asturias), la ZEC Valles Altos Nansa, Saja y Alto Campoo (Cantabria) o el Parque Natural de Gorbeia (Euskadi). Los bosques de la Reserva Ecoturista acogen también una rica comunidad de aves forestales que encuentran refugio en espacios como el Parque Natural de Izki y el Parque Natural de Gorbeia (Euskadi), o el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Asturias), donde su observación resulta especialmente gratificante.

La alta montaña, presente en espacios naturales protegidos como el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de los Picos de Europa, el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Somiedo y el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa, todos ellos en Asturias, la sierra de Ancares, en la Reserva de la Biosfera Os Ancares Lucenses y Montes de Cervantes, Navia y Becerreá en Galicia, y la ZEC Liébana en Cantabria, es territorio de rebecos, quebrantahuesos,  perdices pardillas, mirlos capiblancos y otras aves alpinas como el roquero rojo, el acentor alpino, el gorrión alpino o el treparriscos. También es en estas cumbres donde se puede observar al quebrantahuesos, uno de los símbolos de la fauna de la cordillera Cantábrica.

En la franja litoral, la observación de fauna se extiende a las rías, marismas, acantilados y aguas abiertas del Cantábrico y el Atlántico. En estuarios como el de Villaviciosa, el del Eo o el del Miera, y en humedales como Salburua o Urdaibai, es posible avistar nutrias y una gran variedad de aves acuáticas, como espátulas, garzas, limícolas y anátidas. Y en los acantilados y playas de Galicia, Cantabria y Euskadi, se pueden observar aves residentes como cormoranes moñudos y gaviotas patiamarillas, así como, alcatraces y pardelas durante sus rutas migratorias.

Las aguas del Cantábrico, además, albergan una biodiversidad marina sorprendente. En determinadas épocas del año, es posible avistar zifios, calderones, delfines, cachalotes e incluso enormes rorcuales y ballenas azules desde embarcaciones especializadas. Y bajo la superficie, los fondos marinos del Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas y la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo en Galicia, o el Geoparque Costa Quebrada en Cantabria, permiten contemplar peces, moluscos, estrellas de mar y otros invertebrados.

La Reserva Ecoturista es también hogar de especies singulares como el lagarto ocelado, cuya presencia llama especialmente la atención en lugares aparentemente aislados como la isla de Ons, en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, donde encuentra uno de sus últimos refugios insulares en el norte. Aunque se trata de una especie común y ampliamente distribuida en la península —especialmente en el ámbito mediterráneo—, en la España Verde también es relativamente frecuente en zonas abiertas y soleadas. Junto a él, una gran variedad de anfibios como la rana de San Antonio o la salamandra rabilarga especialmente presentes en zonas húmedas de montaña o humedales interiores. Además, la ZEC Salburua, algunos enclaves del Geoparque Costa Vasca y las zonas húmedas del Parque Natural de Izki, todos en Euskadi, son un reducto para la rana ágil

La observación de fauna en la Reserva Ecoturista de la España Verde es una invitación a conocer, con respeto y admiración, el comportamiento de las especies en libertad, entender su papel en el ecosistema y contribuir a su conservación. Todo ello, acompañado por el silencio del bosque, el murmullo del agua y el privilegio de ver la vida salvaje en su hábitat natural.