Cuatro pueblos de la España Verde con (mucho) encanto que huelen a leña

¿Quieres conocer pueblos acogedores en los que conectar con la naturaleza? ¿Te gusta practicar senderismo y conocer el legado rural de nuestros antepasados? ¿Buscas rincones con encanto para sorprender a tus seguidores de Instagram? Hemos seleccionado cuatro pueblos de la España Verde con un atractivo arrebatador, tanto para disfrutar del invierno como para gozar en verano.

Segura, Gipuzkoa (Euskadi)

Qué ver en Segura

Segura nació en el siglo XIII y creció durante 500 años gracias al Camino Real que unía los mercados de Castilla con los puertos del mar Cantábrico. El citado camino atravesaba el pueblo y, por supuesto, lo llenaba de mercaderes y viajeros. Luego surgieron nuevas rutas, menos accidentadas y más rápidas, para conectar la meseta y el mar y su importancia se apaciguó.

-Segura todavía conserva de sus épocas gloriosas un peculiar urbanismo (es como una almendra medieval), numerosos edificios nobles, tres puertas de acceso de las antiguas murallas y una iglesia descomunal, la de la de Nuestra Señora de la Asunción que tiene un ábside fortificado, heredado de aquella época en la que la villa parecía un castillo.

-La calle Mayor, estrecha y en pendiente como mandan los cánones, es el mejor escaparate de la localidad, con un amplio abanico de edificios nobles y palacetes: el de Guevara con sus gárgolas; el barroco de Balenzegi; la casa Ardixarra, una joya con recia estructura de madera o el de Lardizabal, actual ayuntamiento, del que siempre se ha dicho que podría estar habitado por algún espíritu.

Qué hacer cerca de Segura

-El túnel de San Adrián en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz es la razón de ser de Segura: se trata de un espectacular paso montañoso a 1.000 metros de altura que conecta Gipuzkoa con la meseta de Álava. Merece la pena acercarse hasta allí (en coche y, luego, caminando cerca de una hora) para conocer la calzada medieval, un tupido hayedo y una cavidad natural (el citado túnel) que estuvo habitada por un puñado de edificios de los que, hoy en día, sólo queda una modesta ermitilla.

-Sitiado por praderas de suaves pendientes y gobernada por una coqueta plaza –en la que destaca el palacio Jauregi con su enigmático sol tallado en piedra-, la villa de Zerain es otra de las joyas de la comarca de Goierri de Gipuzkoa. Cuenta con una cárcel del siglo XVI y un interesante Museo Etnográfico en el que se recogen objetos, usos y costumbres de la Gipuzkoa rural. Muy cerca, entre los pliegues del monte Aizpita, se encuentra el otro gran tesoro: la llamada Montaña del Hierro con sus hornos de calcinación

Carmona (Cantabria)

Qué ver en Carmona

Lo primero que hay que ver en Carmona es, sin duda, a la mismísima Carmona. Es decir, contemplar su panorámica más atractiva para entender el atractivo del pueblo. Para ello lo ideal es llegar al pueblo desde el valle del río Saja, ascender al collado por la carretera CA-182 y, en el descenso, hacer un alto en la Asomada del Ribero. Ese racimo de casas rodeado de una alfombra verde es Carmona, uno de los Pueblos Más Bonitos de España.

-Este pintoresco pueblo, enclavado junto al río Nansa y declarado Conjunto Histórico Artístico, recuerda a una Santillana del Mar de interior por su exquisita restauración y conservación pero aquí todo tiene otras dimensiones. Hace siglos que el tiempo se detuvo en este rincón y todo, hasta la última mazorca de maíz que cuelga de las barandas de madera, parece pertenecer al pasado.

-No hay que dar instrucciones para recorrer Carmona, sólo hay que dejarse llevar por el olor a leña y lumbre. Pronto aparecerá el inmenso palacio de los Mier, el homenaje escultórico a la vaca Tudanca (no es raro, tampoco, ver vacas tudancas de verdad pastando por los terrenos próximos al pueblo) y otras tantas casonas que muestran arcos rebajados, trabajados delicadamente en sillería.

Qué hacer cerca de Carmona

-Si abandonamos Carmona por el este, llegaremos al valle de Cabuérniga (surcado por el ya citado río Saja) y buscaremos la localidad de Ruente. La Fuentona de Ruente es un curioso manantial que nace en una gruta y se convierte en un caudaloso riachuelo. Si seguimos su curso nos conducirá hasta el famoso puente de piedra de ocho ojos. Por cierto, se dice que, en el interior de la fuentona habita una anjana, un hada buena asociada a la mitología cántabra, que regula el caudal a su gusto.

-Si abandonamos Carmona por el oeste hay que darle una instrucción muy concreta al GPS: es hora de que nos conduzca a la cueva del Soplao, considerada la ‘Capilla Sixtina’ de la geología cántabra. Se trata de una cueva natural con una cantidad extraordinaria de formaciones rocosas singulares como estalactitas, estalagmitas y excéntricas de todos los tamaños y colores.

Taramundi (Asturias)

Qué ver en Taramundi

Taramundi es la villa más importante del concejo de Taramundi, un territorio asturiano escondido entre los pliegues de una geografía montañosa y vecino a la provincia gallega de Lugo. Parece formar parte de una región remota pero se encuentra a sólo una treintena de kilómetros de la costa: bastan 30 minutos de conducción para llegar desde los desahogados paisajes de la ría de Ribadeo hasta este rincón con mil tonalidades de verde diferentes. Por cierto, esos 30 minutos de rías, riachuelos, bosques y acantilados tienen un nombre: Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón.

-Más de uno conocerá Taramundi por unos preciados objetos que se forjan, literalmente, en esta tierra: sus característicos cuchillos y navajas. Estas piezas son un fiel reflejo del paisaje de este rincón de Asturias: un sinfín de regatas, arroyos y ríos que, aparte de agua, transportaban energía hidráulica que las gentes del lugar supieron aprovechar. Toda esta historia se explica de forma muy amena en dos museos imprescindibles: la Casa Museo de la Cuchillería Tradicional de Taramundi donde se guarda ¡la navaja más grande del mundo! (y que, obviamente, se encuentra con facilidad) o el museo del Telar también en Taramundi.

-Taramundi tiene el tamaño idóneo para pasearlo sin rumbo y sin prisas, acercarse hasta la iglesia de San Martín (y su espigado campanario) y buscar una curiosidad de la Edad de Bronce: el castro de Os Castros un poblado fortificado previo a la llegada de los romanos a la península.

Qué hacer cerca de Taramundi

-Un breve paseo de pocos minutos nos lleva hasta Mazonovo que cuenta con el mayor museo de molinos de España, con 19 prodigios hidráulicos que todavía están en funcionamiento. Quien tenga ganas de caminar un poco más, puede realizar la Ruta del Agua completa, de casi 15 kilómetros.

-Remontando el valle pronto se llega al Os Esquíos, otro fragmento del pasado que ha llegado prácticamente intacto a nuestros días. Está conformado por la ermita de Santo Domingo, el pequeño núcleo urbano y, muy cerca de estos, el Museo Etnográfico de Esquíos, con más de un millar de piezas y objetos antiguos que ponen en valor el legado rural y cultural de la zona. ¿Más lugares como este? El conjunto etnográfico de Os Teixois, una suerte de ‘polígono industrial’ del pasado con siglos de historia.

O Castro de Caldelas, Orense (Galicia)

Qué ver en O Castro de Caldelas

O Castro Caldelas es uno de los diamantes que esconde la Ribeira Sacra, lo que es mucho decir porque a este territorio gallego le sobran los superlativos: cuenta con la mayor concentración de templos románicos de Europa; con un cañón fluvial de belleza vertiginosa (el del río Sil) y alberga una denominación de origen vinatera (D.O. Ribeira Sacra) cuyos vinos gozan de fama internacional. Y luego está, claro, O Castro de Caldelas.

-El castillo de los Condes de Lemos es la gran visita obligada. Es imposible ignorarlo porque esta fortaleza del siglo XIV, aupada en lo más alto, no sólo gobierna la villa sino todos los parajes que le rodean. Nadie en el valle del río Edo se mueve sin que la fortaleza lo perciba. En la actualidad, el edificio acoge el muy interesante Museo Arqueológico y Etnográfico.

-Poco importa que el tiempo no sea apacible porque O Castro de Caldelas fue creado para proteger a los paseantes: calles estrechas, calzadas empedradas o soportales para guarecerse como los de la Praza da Torre. Siempre es un gusto pasear por las calles Sol y Grande en busca de rincones ocultos o la iglesia de Santa Isabel que cierra el pueblo por el norte.

Qué hacer cerca de O Castro de Caldelas

-Si sólo pudiéramos visitar un monumento románico de la Ribeira Sacra, éste podría ser el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. Y no sólo por su incalculable valor artístico, sino porque el paso del tiempo y la acción implacable de la húmeda naturaleza gallega le han sentado muy bien. No olvidemos buscar el rosetón de la fachada, los canecillos eróticos  o los «armarium claustri», en los que los monjes depositaban los libros durante sus paseos.

-El cañón del río Sil es un paraje tan inabarcable que se puede pasar un día entero conduciendo de mirador en mirador y no agotar el entusiasmo de los viajeros. ¿La atalaya más cercana a O Castro de Caldelas? El Mirador de As Penas de Matacás. ¿El más famoso de la región? El mirador Os Balcóns de Madrid.

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