Inicio / Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
La Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa protege un estuario de 8 kilómetros que conecta el interior con el mar Cantábrico a través de un mosaico de hábitats influenciados por la mezcla de aguas dulces y saladas. En sus orillas se alternan marismas halófilas y subhalófilas, porreos, acantilados y la playa de Rodiles con sus dunas, conformando uno de los espacios más singulares de la costa asturiana.
Su importancia radica en ser la segunda zona húmeda de Asturias en relevancia para la invernada y migración de aves acuáticas, lo que la convierte en un lugar excepcional para la observación ornitológica. Especies como la ranita de San Antonio, la nutria o diversos invertebrados también encuentran refugio en este entorno.
Además de su interés natural, la ría forma parte del paisaje de la Costa Jurásica, con huellas fósiles de dinosaurios visibles en los alrededores. Un espacio ideal para el avistamiento de aves, la fotografía de paisaje y la interpretación ambiental.
El período comprendido entre mediados de agosto y finales de primavera es el más interesante para visitar la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa, especialmente si se desea disfrutar de su gran valor ornitológico.
Durante el otoño y la primavera, este humedal costero se convierte en una parada fundamental para miles de aves en paso migratorio, que encuentran aquí descanso y alimento en su ruta entre el norte de Europa y África.
El invierno, por su parte, acoge a numerosas especies que eligen la ría para invernar, como anátidas, limícolas, garzas o cormoranes. Es también cuando se puede disfrutar de la observación de aves con mayor tranquilidad y buena calidad de luz para la fotografía.
A medida que avanza la primavera, el paisaje se vuelve especialmente atractivo, con floraciones en el entorno y una mayor actividad de aves residentes y estivales, incluyendo cantos, cortejos y nidificación
La Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa es un espacio privilegiado para la observación de aves, especialmente durante los periodos de migración e invernada, cuando la ría se convierte en uno de los principales refugios para espátulas, zampullines, somormujos y otras aves acuáticas del Cantábrico. Entre las especies destacadas se encuentran el águila pescadora, presente en los pasos migratorios y, en invierno, el martín pescador, que también frecuenta el estuario en los meses más fríos. En pleno invierno, pueden observarse además aves marinas como álcidos, colimbos o serretas, que entran esporádicamente desde mar abierto. La observación de aves marinas se realiza desde puntos estratégicos a lo largo de la orilla, donde se han habilitado observatorios como los del Cierrón o los porreos de Sebrayu. Además, el entorno ofrece múltiples oportunidades para la fotografía de paisaje, con juegos de luz muy variados según las mareas, las estaciones y la hora del día. Otro atractivo singular del espacio es la posibilidad de descubrir Yacimientos de icnitas de dinosaurio en los acantilados cercanos a Tazones y en la playa de Merón, que forman parte del patrimonio geológico de la Costa Jurásica asturiana y han sido declarados Monumento Natural. También se realizan talleres y salidas interpretativas que permiten conocer mejor la flora, fauna y procesos ecológicos del estuario.
Entre los principales puntos de interés de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa destacan varios enclaves ideales para disfrutar del paisaje, observar aves y conocer los valores ecológicos de este singular estuario cantábrico. El Cierrón, con sus lagunas y observatorio, es uno de los lugares más recomendables para la observación de aves acuáticas durante la migración e invernada. La playa de Misiegu, en la desembocadura, ofrece un interesante paisaje intermareal que cambia con las mareas, con bancos de arena donde se concentran las aves para descansar durante la pleamar y zonas fangosas que se descubren en bajamar y atraen a garzas y limícolas a la caza de anélidos y otros invertebrados acuáticos que proliferan en este medio.
Hacia el litoral, la playa de Rodiles completa el mosaico de ambientes naturales del espacio protegido, mientras que desde el mirador de El Puntal se obtienen vistas panorámicas especialmente hermosas a última hora del día. En el entorno de los porreos de Sebrayu se han habilitado observatorios ornitológicos desde los que es posible disfrutar de la rica avifauna de este humedal. Por su parte, el entorno de El Bornizal, visible desde la carretera, muestra la transición del paisaje de marisma. Y tierra adentro, la localidad de Selorio conserva ejemplos de arquitectura tradicional vinculada a las formas de vida rural, completando así un recorrido donde naturaleza, paisaje y cultura se entrelazan.
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