La costa del Geoparque muestra un acantilado rectilíneo casi continuo y bastante monótono, no es un tramo de costa especialmente espectacular o llamativo, aunque sí es uno de los tramos litorales mejor conservados de Euskadi. El interés del Geoparque y de flysch no es tanto visual o paisajístico como interpretativo, de ahí la importancia que tienen las rutas guiadas en este espacio, porque son las que le abren los ojos al visitante. Lo inusual y lo que hace especial este tramo de costa es la existencia de un registro continuo de rocas sedimentarias que abarcan ese periodo de 60 millones de años en la transición del Mesozoico al Cenozoico.
Hacia el interior, el valle kárstico de Olatz, con su paisaje de dolinas y campiña salpicada de caseríos, ofrece una imagen distinta del Geoparque. También merece una visita el mirador de la Virgen de Itziar, en la carretera entre Zumaia y Deba, que brinda vistas amplias sobre la costa. En Mutriku, localidad de histórico pasado ballenero, el Museo Nautilus permite comprender la geología marina de la zona a través de una valiosa colección de fósiles. También en Mutriku se encuentra la Mutriku olatu Planta, referente mundial en sostenibilidad, donde se genera energía limpia a partir de las olas. La ría de Deba se puede recorrer a pie por el paseo fluvial que bordea el inicio del estuario, siendo también punto de partida de la Ruta de la Prehistoria, una propuesta novedosa del Geoparque que relaciona la evolución geológica con la ocupación humana. A lo largo del recorrido se interpretan los cambios en el paisaje de los últimos 10.000 años, poniendo en valor el vínculo entre el registro sedimentario, los asentamientos prehistóricos y las cuevas habitadas de la zona.