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El Parque Natural de Izki es un enclave forestal excepcional donde el protagonista es el roble melojo o rebollo, que cubre gran parte de la cubeta del valle del río Izki. Esta formación, una de las más extensas y mejor conservadas de Europa, convive con hayedos, encinares, robledales y abedulares que tapizan más de 7.000 hectáreas del parque.
El Parque Natural de Izki es un enclave forestal excepcional donde el protagonista es el roble melojo o rebollo, que cubre gran parte de la cubeta del valle del río Izki. Esta formación, una de las más extensas y mejor conservadas de Europa, convive con hayedos, encinares, robledales y abedulares que tapizan más de 7.000 hectáreas del parque. Además, Izki destaca por su riqueza botánica, con alfombras de narcisos y orquídeas, la única población vasca de nenúfar blanco y la presencia de Rhynchospora fusca, una rara especie herbácea cuya principal población ibérica (un 95%) se encuentra precisamente en este espacio natural.
La diversidad de hábitats favorece la presencia de una fauna rica y variada, con especial relevancia para las aves forestales. Cuenta con seis de las ocho especies de pájaros carpinteros presentes en la península Ibérica. Destaca la población de pico mediano, que supone el 30% de la población ibérica, junto a especies emblemáticas como el águila real y el alimoche o el escasísimo murciélago de Bechstein. Izki es notable por sus anfibios – como la rana ágil – y sobresale también por sus poblaciones de odonatos, con la mayor densidad peninsular de libélulas y caballitos del diablo.
El paisaje, de suaves altitudes y marcado carácter mediterráneo, invita al paseo tranquilo y a la observación de la flora y fauna, especialmente en el cañón de Izki. Con un completo centro de interpretación en Korres, Izki es un destino perfecto para disfrutar del bosque en cualquier época del año.
El Parque Natural de Izki puede visitarse todo el año, pero la primavera, el otoño y el invierno son especialmente recomendables.
En primavera, el bosque despierta con gran actividad faunística y floración; es un momento ideal para la observación de aves, como el pico mediano y anfibios. Es también el momento del celo, cuando los pájaros carpinteros tamborilean para marcar su territorio y tienen más actividad sonora, lo que facilita su detección. La ausencia de hoja en la copa de los árboles facilita también la observación.
En verano es la mejor época para ver libélulas y caballitos del diablo, y también resulta muy agradable la realización de rutas a través de bosques sombreados.
El otoño ofrece paisajes espectaculares por el cambio de color en el melojar, además de ser una época excelente para la micología.
Y en invierno, la tranquilidad del entorno permite disfrutar de una naturaleza más íntima, y en ocasiones es posible realizar rutas con raquetas de nieve. Son estaciones que invitan a recorrer el parque con calma y a descubrir su riqueza natural con menos afluencia de visitantes.
El Parque Natural de Izki es un lugar ideal para disfrutar del senderismo y la observación de aves, especialmente del pico mediano, una especie forestal emblemática con una de sus mejores poblaciones de España en este espacio. Las rutas atraviesan frondosos bosques de roble melojo, pero también hay zonas de roquedos, acantilados y el cañón del Izki, que permiten disfrutar de un paisaje diverso y cambiante.
El parque es también un buen destino para la interpretación del paisaje forestal, la fotografía de naturaleza y la educación ambiental, gracias a los distintos itinerarios y a la infraestructura del centro de interpretación en Korres.
Además, muy cerca del parque discurre la Vía Verde del Vasco-Navarro, una de las más largas de España, que añade una atractiva opción cicloturista y paisajística a la visita, conectando patrimonio natural e histórico en un recorrido accesible y lleno de encanto.
El centro de interpretación del Parque Natural de Izki, situado en la localidad de Korres, es el punto de partida ideal para descubrir este espacio. Desde aquí parte la ruta hacia el desfiladero del río Izki, uno de los enclaves más representativos del parque, donde los roquedos verticales y los densos bosques se combinan creando un paisaje agreste de gran belleza. El recorrido permite adentrarse en el corazón del melojar, la formación forestal más emblemática del parque, y descubrir la riqueza botánica y faunística que lo caracteriza.
Otro de los lugares destacados es la Senda de los Arrieros, una pista forestal que discurre entre bosques y claros abiertos, ofreciendo vistas al interior del parque y al mosaico forestal que lo define. Esta ruta permite una inmersión tranquila en el paisaje, ideal para observar aves forestales y disfrutar del silencio del bosque.
Por último, el Mirador de Izki, al que se accede a pie, permite obtener una vista panorámica sobre el valle del Izki, con su manto continuo de robledal y los relieves que lo rodean. Es un buen lugar para comprender la escala del espacio protegido y su configuración geográfica.
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