Inicio / Parque Natural Marismas de Santoña, Victoria y Joyel
Este parque natural abarca más de 6.000 hectáreas de marismas, estuarios, encinares costeros y zonas intermareales, distribuidos entre la desembocadura del río Asón y los estuarios de Victoria y Joyel, en el entorno de Noja. Su biodiversidad y estado de conservación lo convierten en uno de los humedales litorales más valiosos del norte peninsular.
Es especialmente reconocido como zona de invernada y paso migratorio de aves acuáticas y marinas, donde pueden observarse especies como la barnacla carinegra, colimbos, serretas, álcidos o una gran variedad de limícolas —correlimos, chorlitejos, zarapitos o archibebes, entre otros—. Las orillas de las canales acogen también garzas reales, garcetas comunes y grandes, así como un elevado número de gaviotas entre las que no es raro detectar especies más escasas como el gavión atlántico o la gaviota cabecinegra. La alta productividad biológica de sus marismas lo convierte además en un espacio clave para la reproducción de peces e invertebrados.
El monte Buciero, con su encinar cantábrico y su emblemática ruta hasta el faro del Caballo, completa un paisaje de gran valor natural y escénico. Rutas interpretadas, observación de aves y actividades en kayak ofrecen múltiples formas de disfrutar de este espacio a lo largo del año, especialmente entre otoño y primavera.
El Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel es especialmente recomendable para visitar entre el otoño y la primavera, aunque es recomendable todo el año por su atractivo para el observador de aves.
Durante estos meses, el espacio acoge miles de aves acuáticas en paso migratorio o en invernada, convirtiéndose en uno de los principales refugios para las aves migratorias e invernantes en el norte peninsular.
El invierno, en particular, es una época clave para la observación de especies norteñas difíciles de ver en otros lugares, como la barnacla carinegra, los colimbos o los álcidos.
Además, el clima oceánico suave permite disfrutar cómodamente de paseos, rutas y observatorios incluso en los meses más fríos, sin las aglomeraciones del verano y con una atmósfera tranquila y muy propicia para la fotografía de paisaje y fauna.
El Parque Natural ofrece múltiples posibilidades para disfrutar de la naturaleza, con un protagonismo especial de la observación de aves, tanto en invierno como durante los pasos migratorios de otoño y primavera. Existen rutas guiadas específicas, incluyendo salidas en embarcación, para el avistamiento de especies destacadas como la barnacla carinegra, patos marinos, colimbos, serretas y otras aves nórdicas.
El entorno cuenta también con playas de gran valor paisajístico, como las de Noja, que se recomienda visitar fuera de la temporada alta. Para los amantes del senderismo, una de las rutas más emblemáticas es la que recorre el monte Buciero hasta el faro del Caballo, atravesando un magnífico encinar cantábrico antes de salir directamente al acantilado. Las vistas son espectaculares y el entorno, abrupto y salvaje. Empresas locales ofrecen actividades de interpretación ambiental, kayak y buceo con enfoque educativo.
Este Parque Natural ofrece múltiples enclaves para la observación de aves y la interpretación del paisaje. Desde el paseo marítimo de Colindres, se puede contemplar una extensa zona intermareal muy activa en bajamar. En Santoña, destacan los observatorios ornitológicos situados en los pólderes y las vistas al canal de Hano desde la antigua cantera de Montehano. Uno de los grandes atractivos es el Monte Buciero, con un completo circuito de rutas y variantes que permiten explorar este enclave natural abrupto y acantilado. Una de las más espectaculares conduce hasta el faro del Caballo, al que se accede por un sendero peatonal con más de 700 peldaños tallados en la roca, que descienden hasta un balcón único en la base de los imponentes acantilados.
En Noja, las marismas de Victoria y Joyel brindan recorridos muy accesibles para disfrutar del paisaje y la biodiversidad. En la marisma Victoria, merece especial atención el Molino de las Aves (punto de información y de interpretación) y la playa de Trengandín sin duda una de las más fotogénicas de la costa cántabra, y en la marisma de Joyel, los alrededores del molino de marea de Arnuero ofrecen excelentes oportunidades para la observación de aves.
Todo el conjunto constituye una representación completa de los ecosistemas húmedos litorales del Cantábrico.
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