El Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa destaca por su riqueza paisajística y ecológica, resultado de su compleja orografía y variedad geológica. Desde los imponentes picos del macizo de Peña Ubiña hasta los valles fluviales y desfiladeros como el de la Foz de la Estrechura, donde se ubica el Monumento Natural de Cueva Huerta, este espacio protegido alberga una notable diversidad de hábitats y especies.
Sus bosques de hayas, robles y abedules dan cobijo a una fauna rica y diversa, entre la que destaca especialmente el oso pardo, presente en todo el espacio natural y con buenos puntos para su observación. Entre las aves, además del treparriscos, el águila real y la perdiz pardilla, se puede observar al gorrión alpino, típico de las zonas de mayor altitud. El parque alberga también una notable variedad de lepidópteros diurnos, entre los que sobresale la emblemática mariposa apolo como principal representante en las zonas pedregosas de alta montaña. La flora rupícola añade un valor botánico singular, con especies adaptadas a paredes rocosas y algunos endemismos de gran interés. A todo ello se suma un valioso patrimonio etnográfico, con brañas y construcciones tradicionales asociadas a la actividad ganadera de montaña.
La variedad de rutas, miradores y centros de interpretación permite descubrir este territorio con profundidad, conectando naturaleza y cultura. Las Ubiñas-La Mesa es un espacio ideal para senderismo, observación de aves, interpretación del paisaje y experiencias ligadas al conocimiento local y la sostenibilidad.
Primavera a otoño son las mejores épocas para visitar este espacio, ya que durante estos meses los caminos de montaña y puertos de altura están más accesibles, sin nieve, lo que permite disfrutar plenamente del paisaje, la red de senderos y los pasos ganaderos. En primavera destacan la floración, especialmente en pastos y laderas subalpinas, y la actividad de la fauna tras el invierno.
El otoño, por su parte, es ideal para contemplar los bosques caducifolios en pleno cambio cromático, para escuchar la berrea del ciervo y para disfrutar de una luz suave perfecta para la fotografía de paisaje. Además, es la mejor época para observar actividades tradicionales de pastoreo en los puertos de altura ya que de mayo a octubre el ganado se sube a los puertos de altura, en octubre se baja y pastorea en los prados cada vez más cerca del valle y en invierno, si las condiciones lo requieren, se estabula unas semanas.
En primavera se hace el proceso contrario. Primero se deja en los prados del valle, y luego se va subiendo progresivamente hacia las zonas altas.
El Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa permite disfrutar de una amplia variedad de actividades en un entorno natural y cultural excepcional. El senderismo interpretado es una de las formas más recomendables de recorrer este territorio, con rutas que atraviesan paisajes de alta montaña como el macizo de Peña Ubiña o zonas de gran interés geológico como los puertos de Marabio. En estos recorridos se pueden observar formaciones kársticas, cascadas, bosques, desfiladeros y pastos de altura tradicionalmente utilizados para el pastoreo. La observación de aves es otra actividad destacada, con especies características de la montaña cantábrica y la posibilidad de avistar al treparriscos en zonas como el Foz de la Estrechura. La presencia de brañas y construcciones tradicionales añade un componente etnográfico muy valioso, ideal para quienes buscan una experiencia más completa del medio rural asturiano. Empresas especializadas ofrecen rutas interpretadas centradas en la fauna y flora, la lectura del paisaje, el cielo nocturno o el conocimiento del uso humano del territorio.
El Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa ofrece una variedad de enclaves representativos de su riqueza natural, geológica y cultural. Uno de los lugares más espectaculares es Cueva Huerta, declarada Monumento Natural, una imponente gruta con una gran galería de entrada y más de 14 kilómetros de desarrollo subterráneo y cuyo interior puede visitarse, siempre bajo la supervisión de un guía. Este enclave alberga importantes colonias de murciélagos, fue refugio de maquis tras la Guerra Civil, y es también un excelente punto para la observación del treparriscos, especialmente durante la época de cría, cuando puede avistarse a menor altitud. Junto al desfiladero del río Val de Sampedro, donde se encuentra la cueva, se localiza también la braña de Las Cadenas, con sus característicos corros, pequeñas construcciones ganaderas que reflejan la tradición pastoril de la zona.
Desde Teverga parte la subida al puerto de Ventana, que atraviesa un magnífico hayedo de montaña. En el concejo de Lena, el entorno de Tuiza de Arriba ofrece impresionantes vistas del macizo de Peña Ubiña, con acceso a las praderías del puerto de La Cubilla, un extenso altiplano de suaves relieves que se prolonga hacia Babia y que resulta especialmente interesante para la observación de mariposas, tanto diurnas como nocturnas. Los Puertos de Marabio, en el límite con el concejo de Yernes y Tameza, muestran un relieve kárstico muy caótico, donde poljés y dolinas tapizados de pastizales y brezales se extienden a los pies del pico Caldoveiro, configurando un paisaje singular de gran valor geológico y ecológico.
La Senda del Oso, una de las Vías Verdes más conocidas del norte peninsular, atraviesa los concejos de Santo Adriano, Proaza, Teverga y Quirós, y permite disfrutar del paisaje a pie o en bici. En el embalse de Valdemurio, además de un área recreativa y centro de información, es posible realizar actividades náuticas y observar fauna como el oso pardo. Por último, el Alto de San Lorenzo, en el histórico Camín Real de La Mesa, constituye un hito destacado de esta antigua vía de comunicación entre la costa asturiana y la Meseta, utilizada ya desde época romana. Sus cabanas de teito, tan características del entorno, evocan la cercanía con Somiedo y el uso ganadero tradicional de estas montañas.
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