Inicio / ZEC Liébana
La ZEC Liébana es un espacio natural privilegiado donde confluyen espectaculares formaciones montañosas, gargantas profundas como la de La Hermida, y algunos de los mejores bosques de roble albar y haya de la cordillera Cantábrica y donde destacan castaños milenarios, así como encinares y alcornocales por la influencia mediterránea que llega a esta comarca cántabra única. Su singular microclima, más templado y con una primavera temprana -derivado de su posición entre montañas, con el eje central de la cordillera Cantábrica bloqueando los frentes que llegan por el sur, y con los Picos de Europa deteniendo las nubes que entran desde el mar-, favorece una biodiversidad notable con 29 hábitats prioritarios y numerosas especies de interés comunitario.
El territorio alberga una parte esencial de la población de oso pardo en Cantabria, así como aves emblemáticas como la perdiz pardilla, el pico mediano o el quebrantahuesos, recientemente reintroducido. También es una excelente zona para la observación de aves alpinas entre las que destacan treparriscos, gorrión alpino, acentor alpino y chova piquigualda, especialmente en Fuente Dé.
Además de su valor ecológico, Liébana conserva un rico patrimonio cultural, religioso y etnográfico, visible en aldeas tradicionales, ingenios hidráulicos como molinos y batanes y ermitas románicas. Destaca especialmente el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los lugares santos del cristianismo católico —junto a Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela— por custodiar el Lignum Crucis, el mayor fragmento conservado de la cruz de Cristo. Este enclave es además punto final del Camino Lebaniego, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
También cabe destacar el mantenimiento de los usos ganaderos ancestrales en el manejo de los puertos de montaña. En definitiva, un lugar perfecto para disfrutar de la montaña, la naturaleza y la historia viva del paisaje cántabro, que puede recorrerse de forma pausada, a través del slow drive, con el hilo conductor, por ejemplo, de sus excepcionales miradores.
La ZEC Liébana puede visitarse durante todo el año gracias a la variedad de paisajes y hábitats que ofrece, repartidos en sus cuatro valles principales.
La primavera es especialmente recomendable por la explosión de vida y color en prados y bosques, con la floración no solo de especies atlánticas, sino también de aromáticas y vegetación típicamente mediterránea. Es una estación vibrante, con gran actividad de aves, insectos y fauna en general, y con los ríos y cascadas alimentados por el deshielo de las cumbres.
En verano, aunque algunas zonas de los Picos de Europa pueden estar más concurridas, el paisaje alcanza su máximo esplendor y verdor. Disfrutar de esta estación es posible especialmente a finales de junio, principios de julio o en septiembre, cuando la afluencia de visitantes es menor.
En otoño, los hayedos y robledales adquieren tonos dorados y rojizos, convirtiendo el paisaje en uno de los más espectaculares del norte peninsular, ideal para el senderismo, la fotografía y la observación de fauna.
El invierno, aunque más exigente por las condiciones de montaña, también ofrece jornadas memorables para quienes buscan experiencias más solitarias y contemplativas en la naturaleza.
La ZEC Liébana ofrece múltiples posibilidades para quienes buscan conectar con la naturaleza y la cultura del medio rural de montaña. Su singular paisaje, con valles cubiertos por densos bosques en los que sobresalen montañas calizas y la abundancia de ricos prados ganaderos, invita a recorrer rutas panorámicas, practicar fotografía de naturaleza —especialmente en otoño— y visitar pueblos con encanto que conservan una arquitectura tradicional bien integrada en el entorno. Ingenios hidráulicos como la Pisa o Batán de Ledantes, junto al monasterio de Santo Toribio y las iglesias y ermitas románicas de la zona, permiten asomarse al rico patrimonio etnográfico y artístico de la comarca. La experiencia se completa con una sabrosa oferta gastronómica basada en productos locales como el lechazo de Liébana, el cocido lebaniego, quesos lebaniegos, la miel de montaña y los tradicionales aguardientes y orujos que dan fama a la zona.
Es también un lugar excelente para la observación de fauna, con zonas destacadas para el avistamiento de aves forestales, alpinas y rapaces como el quebrantahuesos o el águila real, especialmente desde puntos como Fuente Dé. Existen además rutas guiadas de ecoturismo que combinan el conocimiento de la flora, la fauna y el paisaje con actividades culturales y artísticas como el dibujo de naturaleza o la interpretación del entorno. Una de las propuestas más destacadas son las experiencias de ecoturismo científico con el quebrantahuesos y el oso pardo como protagonistas.
Este espacio comparte parte de su superficie con el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Picos de Europa.
La ZEC Liébana ofrece una impresionante variedad de paisajes de alta montaña, gargantas profundas y bosques frondosos. Uno de los lugares más emblemáticos es Fuente Dé, desde donde parte el teleférico que asciende hasta el mirador del Cable, un balcón natural suspendido sobre el vacío con espectaculares vistas hacia el resto de Liébana y la cordillera, en el sector del Coriscao y Peña Prieta. En el extremo oriental de la comarca se encuentra el Mirador de Santa Catalina, que ofrece una visión aérea del desfiladero de La Hermida, uno de los más profundos y sobrecogedores del norte peninsular. Otro punto panorámico relevante es el mirador de la ermita de San Miguel, próximo al monasterio de Santo Toribio, que ofrece una amplia vista de Valdebaró y el marco montañoso de los Picos de Europa.
El entorno de los Puertos de Pineda, en la vertiente más alta del territorio,destaca la vista de la imponente Peña Prieta, la cumbre más elevada del eje central de la cordillera Cantábrica. Mientras que en la carretera del puerto de Piedrasluengas, uno de los miradores naturales más destacados del entorno inmediato de los Picos de Europa, se atraviesan extensos hayedos y se abren vistas sobre el macizo Oriental. Todo ello convierte a la ZEC Liébana en un espacio ideal para la fotografía de naturaleza, la interpretación del paisaje y el ecoturismo.
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