El Parque Natural de Gorbeia se extiende a ambos lados de la divisoria cántabro-mediterránea, combinando vertientes húmedas y soleadas que configuran un mosaico de ecosistemas de gran valor. Más del 70% del territorio está cubierto por bosques, con hayedos extensos y bien conservados, especialmente en la vertiente alavesa. También destacan los marojales, bosques de roble rebollo o melojo (Quercus pyrenaica), humedales como Saldropo, y zonas de pastos y brezales.
Coronado por la icónica cruz del Gorbeia —una gran estructura metálica de casi 17 metros de altura, erigida a finales del siglo XIX como símbolo del montañismo vasco —, este espacio ofrece hitos como el karst de Itxina, la cascada de Gujuli o la cueva de Mairuelegorreta. La presencia de txabolas y caseríos tradicionales da testimonio de una larga historia de uso ganadero y cultural del territorio.
El parque es ideal para actividades como el senderismo, la observación de aves y anfibios, la berrea, la micología o disfrutar de los hayas trasmochos, siendo también un espacio muy valorado para la educación ambiental y el contacto directo con la naturaleza.
El Parque Natural de Gorbeia se puede visitar en cualquier momento del año, pero la primavera, el verano y el otoño son especialmente recomendables.
En primavera, brotan las hojas de las hayas con fuerza, los humedales se llenan de vida y la fauna está muy activa, lo que permite disfrutar del canto de aves forestales y de una gran variedad de anfibios. Es también la mejor época para contemplar la cascada de Gujuli en todo su esplendor, gracias al caudal que aporta el deshielo y las lluvias.
El verano ofrece días largos y temperaturas agradables para recorrer sus senderos, acceder a cumbres como la del Gorbea o visitar lugares emblemáticos como la cueva de Mairuelegorreta.
Por su parte, el otoño transforma los bosques del parque en un espectáculo cromático único, ideal para la fotografía de paisaje y para la observación de la berrea, que tiene lugar en las zonas más tranquilas del macizo. Además, es una época perfecta para el turismo micológico, ya que proliferan las setas en los hayedos húmedos, con el valor añadido de estar fuera de sus épocas de mayor afluencia de visitantes.
El Parque Natural de Gorbeia ofrece múltiples posibilidades para descubrir su riqueza natural y cultural. El senderismo es una de las actividades más practicadas, con rutas que conducen a enclaves emblemáticos como la Cruz del Gorbea, las campas de Arraba o la cueva de Mairuelegorreta. Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de la observación de aves forestales, de la berrea en otoño y de una notable comunidad de anfibios en charcas y humedales como el de Saldropo. En otoño también destacan las salidas micológicas. Las cascadas, como la de Gujuli, y los paisajes de bosques y karst como el de Itxina completan el atractivo natural del parque, al que se suma un interesante patrimonio etnográfico rural. Las empresas locales ofrecen itinerarios guiados de observación de fauna, aves y setas, así como actividades educativas y de interpretación ambiental.
El Parque Natural de Gorbeia ofrece un notable repertorio de enclaves naturales y culturales que permiten descubrir la diversidad de ambientes que lo caracterizan. Entre sus bosques, los hayedos de Sarria, Zárate, Izartza o Albertia invitan a sumergirse en paisajes de gran belleza, especialmente en otoño, cuando el color transforma el entorno. La subida a la Cruz del Gorbea, cumbre emblemática del parque, es una de las rutas clásicas del senderismo vasco y permite disfrutar de panorámicas espectaculares del entorno.
Al suroeste, en la vertiente alavesa, la cascada de Gujuli impresiona con su caída de más de 100 metros, visible desde un mirador próximo. En el sector más abrupto del macizo, el karst de Itxina y la cueva de Baltzola, accesible a través del pintoresco puente de los Gentiles, permiten adentrarse en el paisaje rocoso y las formaciones geológicas más representativas del parque. Para obtener buenas vistas del macizo de Gorbeia, resultan muy recomendables los miradores naturales situados en el entorno de Untzaga y a lo largo de la carretera que une Murguía y Zarate.
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